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sábado, 1 de diciembre de 2012

Sobre crisis y Adviento


“Habrá signos en el sol, la luna y las estrellas y en la tierra angustia de las gentes…Los hombres quedarán sin aliento ante lo que se le viene encima al mundo….Estad siempre despiertos pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir” (Lc21, 25-28)

Han corrido océanos de tinta que intentan explicar el estado actual de las cosas: La globalización. La posibilidad tecnológica de mover el capital con un simple clic, cambiando la vida de muchos con el movimiento de un dedo.  La ambición de los que tienen en sus manos el poder económico y por tanto secuestran el político. Las ventas de “producto” más que dudoso por parte de la banca. La caída de aquellos que se fiaron de los que por cumplir objetivos les “vendieron” un crédito “ampliado” para vivienda coche y muebles. Los chanchullos de los políticos que gastan sin medida en dietas y transporte mientras predican austeridad. El cambio de lenguaje y de filosofía sobre el trabajo que se ha convertido en esclavitud para cumplir   objetivos en beneficio  de  los accionistas. La creciente joroba de los que soportan los pesados fardos de los impuestos en sus cada vez más reducidos salarios. La democracia dictatorial (una expresión-oxímoron) en la que nos vamos metiendo. La sanidad pública privatizándose, la justicia que  pagarán las víctimas que necesiten defensa. La pérdida de confianza en los políticos que aprietan el cinturón de los otros pero no el suyo. La corrupción existente a todos los niveles. El continuo trasvase de dinero público a bolsillos privados. La  inyección del dinero “de todos” a cajas y bancos mal gestionados, mientras desaparecen una a una las subvenciones a ONGs. La petición de dinero a otros países con el consiguiente endeudamiento de por vida. Las familias que se quedan sin casa y siguen debiendo, mientras miles de pisos permanecen vacíos. Y así podríamos seguir… en la sospecha creciente de que los  genocidios pueden cometerse hoy sin armas. “Los hombres se quedarán sin aliento ante lo que se le viene encima al mundo”.

Tal vez estamos sin aliento. Unos indignados, otros quemados, unos sometidos y la mayoría viendo cada vez más lejano cualquier horizonte de esperanza. El caso es que como decía Bertold Bretch estas cosas llevan mucho tiempo sucediendo, eso sí, en otros países que nos quedan más lejos.

Unido a los desastres político –económicos, hay una escasa confianza en el que tenemos al lado y una pérdida importante de tejido social, (si exceptuamos el que se teje en el futbol) junto a una fuerte impotencia por parte del pueblo llano que intenta vivir lo más parecido a lo que vivía, pero sin conseguirlo y sin ver la salida.

Y hay también una filosofía de base que es, al menos, sospechosa, la del “pensamiento positivo” (que en el intento nos puede hacer perder el espíritu crítico) y la de vivir en cada momento “aquí y ahora” (que mal entendido nos puede llevar a olvidar que hay un futuro “mejor” que sólo podemos planificar juntos)

Visto lo visto ¿Cómo se puede recuperar la utopía?  

A pesar de todo el repertorio de signos negativos, o tal vez a través de ellos, estamos en un momento privilegiado para la esperanza, que tendrá que ir construyéndose a base de pequeñas esperanzas y pequeños gestos. La esperanza que da contemplar en silencio el panorama y caer en la cuenta.

 “ESTAD SIEMPRE DESPIERTOS” nos dice el Evangelio de Lucas para esta primera semana de Adviento. Frente a la ambición desmedida, a la usura, a la corrupción, es urgente sacar de nuestro pozo interior aquellos valores que consideramos irrenunciables e ir a la caza de nuevos valores adecuados a nuestro presente. Ya aparecen  algunos “signos creativos” como los bancos de tiempo que funcionan en algunos lugares, donde se intercambian bienes y servicios sin dinero.

“ESTAD SIEMPRE DESPIERTOS”  Aun tenemos libertad y poder para tomar opciones. Podemos tirar hacia arriba con nuestros egos buscando cada uno salvarse como pueda, para situarse en lo más alto que alcance; pero también permanece la otra opción, la de mirar hacia abajo y ponerse del lado de los que se quedan el la orilla del camino. Hay pequeños-grandes gestos  que a veces se nos olvidan, como la colaboración con entidades que ayudan a los que se van quedando “sin cobertura”; Cáritas tiene cada vez más usuarios, cada vez más bocas que alimentar. Se necesitan más “campañas del kilo” y más manos que otros años. ¿Qué tal llevar alimentos no perecederos a alguno de esos lugares? O dar un rato de tiempo en un servicio gratuito.

“ESTAD SIEMPRE DESPIERTOS”  Es muy importante cultivar reflexión consciente que lleve nuestros pasos a acciones concretas. He seguido por internet algunas de las actuaciones de “stop desahucios” y otras plataformas ciudadanas que no han dejado de  trabajar  a favor de los miles de personas que la expropio-cracia ha dejado en los márgenes- Así que una de las cosas a hacer en este tiempo es tal vez buscarse alguna plataforma e ir pensando juntos para reconstruir de paso el tejido social, intentando pequeñas acciones que pueden ayudar a construir algo nuevo.

“ESTAD SIEMPRE DESPIERTOS”  Caer en la cuenta de nuestro gran poder como “consumidores” .  Al final somos nosotros los que potenciamos unas u otras “marcas”. Así que puede ser muy bueno  plantearnos  dónde comprar y qué comprar. En qué banco poner nuestra nómina. En qué gasolinera repostar. Cambiar el hábito de consumo  y dirigirnos a los pequeños comercios, a los bancos menos sospechosos, a las empresas en las que no predomine la explotación. Utilizar más efectivo y menos visa. Pensar a quién le queremos dar nuestro dinero. Hoy en día, cualquier cosa que hacemos, aun sin saberlo, puede estar apoyando explotación e incluso guerras.

ESTAR SIEMPRE DESPIERTOS para alimentar esperanzas. Las verdaderas esperanzas, el auténtico sentido de la vida no está nunca en tener más. Lo sabemos. Es necesaria la denuncia, pero también el anuncio y la confianza. Hacen falta como nunca nuevos profetas, pero también nuevos poetas que nos señalen la ética y la estética que permanecen trigo en medio de la cizaña… Y para ello es importante de vez en cuando fomentar el silencio. Entrar en lo profundo y encontrarnos con lo mejor nuestro (de cada uno) para después poder ponerlo al servicio de la mesa común.

 

3 comentarios:

  1. Magnifica reflexión Toña, procuraré estar lo mas despierta posible hasta desde el silencio.

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  2. Mª Jesus.
    Me alegra un montón saber de ti, gracias a las nuevas tecnologías. Un fuerte abrazo y Un Adviento sosegado y lleno

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  3. Hola Toña, me ha gustado muchísimo tu reflexión: profunda, inquietante, práctica, aguda... animas a embarcarse, a despertar y darse cuenta de que realmente estamos detrás del muro preocupados por "todo lo que está pasando" pero en realidad la preocupación lo es entanto en cuanto "me puede afectar a mi"... esta estrechez es tal vez lo que nos tiene a todos aprisionados, sin organizarnos y sin poder avanzar más... Despertar es el recuerdo para mi en estos días, el recuerdo y la llamada
    Tere

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